FONDO EDITORIAL REVISTA OIGA

FONDO EDITORIAL REVISTA OIGA
FRANCISCO IGARTUA Y DORIS GIBSON / FUNDADORES DE CARETAS / ARCHIVO REVISTA OIGA

FONDO EDITORIAL REVISTA OIGA

FONDO EDITORIAL REVISTA OIGA
EZKIOGA. 2DA. EDICIÓN

FONDO EDITORIAL REVISTA OIGA

FONDO EDITORIAL REVISTA OIGA
ARCHIVO FRANCISCO IGARTUA

FONDO EDITORIAL REVISTA OIGA

FONDO EDITORIAL REVISTA OIGA
ARCHIVO FRANCISCO IGARTUA

Como se sabe, una imagen dice más que mil palabras. Testigos irrefutables de toda una vida, estas fotografías son muestra de los viajes realizados por Paco, y de las amistades cultivadas por una persona de carácter excepcional. Por ella desfila una variada galería de lugares y personajes. Esta sección contiene además algunas caratulas emblemáticas de OIGA que ya forman parte de la historia del periodismo peruano y comprende la producción facsimilar de documentos que comprenden la segunda etapa de revista 1962-1965.

miércoles, 30 de julio de 2014

Fue un andar a la deriva que no debía continuar. Y no continuó. El golpe de Odría y su sigiloso ingreso a Lima lo conmovieron profun­damente y lo apartaron de las juergas. Ese mismo 28 de octubre, "día infausto para la República", como él escribió, igual que escriben infi­nitos periodistas en el mundo frente a hechos semejantes, ese mismo día se comprometió a hacer algo... ¿Pero qué hacer?... La impotencia lo exaltaba todavía más. Así fue como comenzó a dolerle el Perú.

Una de esas noches de desvelos cívicos, Francisco tomó la firme decisión de llevar adelante una idea que le venía rondando desde un par de días antes. Desde el mismo momento en que, junto a Ella, vio a Odría pasar por la Plaza San Martín rumbo a Palacio: tenía que fundar un periódico que dijera las verdades que la gran prensa, con toda seguridad, callaría, sea por complicidad con el golpista o por autocensura generada por el temor al poder. Al despertarse siguió dándole vueltas a la idea y a la manera de cómo presentar su propuesta para hallar apoyo financiero a sus planes. Y bien bañado y con desayuno completo se dirigió al Café.

Aquella mañana del uno o dos de noviembre de mil nove­cientos cuarenta y ocho, cerca del mediodía, exponía Francisco en los portales su propósito de publicar un semanario, un panfleto, que gritara las protestas de su generación por el cuartelazo contra Bustamante y su rechazo a la dictadura que acababa de entronizarse en el país. Pero Francisco no tenía un centavo. En la mesa estaban Sérvulo y Doris Gibson —inmersos en un romance borrascoso—, Guillermo Ugaz, Juan Ríos, Carmen Sosa y alguien más. Francisco explicó sus proyectos y su falta de fondos. Doris Gibson se prestó de inmediato a conseguirlos. Y, poniéndose de pie, se dirigió al otro lado de la plaza, a los portales del frente, al Chez Víctor, donde esperaba encontrar a Armando Revoredo, el último Primer Ministro de Bustamante, que acababa de estar en prisión. Revoredo había sido médico, profesión que nunca ejerció, pues antes de curar a nadie se inscribió en la Aviación e, inmediatamente, de médico 'asimilado' pasó a piloto. Cuando llegó a ministro ya lucía las insignias de general de Aviación y sus hazañas —vuelo solitario, sobre los Andes, de Lima a Buenos Aires y, después, de Lima a Bogotá— habían llenado de orgullo a los peruanos sin que él se envaneciera. También, después de haber abierto las dos rutas arriba mencionadas, había dado la vuelta a Sudamérica al comando de una escuadrilla de cazas.

Al poco rato regresó Doris a la mesa del Café. Traía dos mil soles para Oiga, el proyecto de Francisco. Los mil que faltaban, también por intermedio de Doris Gibson, Francisco los obtuvo, con alguna solemnidad y firma de un documento simbólico, de Pechitos Bustamante.
Así nació el primer periódico personal de Francisco: Oiga.


FRANCISCO IGARTUA, Siempre un Extraño

No hay comentarios:

Publicar un comentario